La Hija del Rayo - Capitulo 16





Capitulo 16


Todo iba bien hasta que empezaron a hablarnos por radio.
Con Lon nos habíamos quedado controlando los controles del avión, pero al notar que me estaba durmiendo sobre el tablero, decidí que lo mejor sería ir a acostarme un rato. Sin discutir demasiado, dejé a mi protector en la cabina, pidiéndole que me avisara si pasaba algo importante.
Pyró dormía en uno de los sillones, desparramado entre camperas y colchas. Siguiendo su ejemplo, me tiré sobre uno de los divanes a su lado, durmiéndome en segundos.
No creo que había dormido más de cinco o seis horas, cuando escuché el grito de Lon, arrancándome de mis sueños dolorosamente.
-¡Tenemos problemas! –gritaba a mi oído- ¡Alma, despertate!
Abrí los ojos con dificultad, y vi a Lon revoloteando frente a mis ojos, inquieto. Me desperecé, agotada. Me sentía exhausta, como si hubiera estado haciendo ejercicios mientras dormía.
-Si es un problema con el hechizo lo soluciono después –murmuré y me abracé a la almohada, pero Lon me picó el brazo, obligándome a despertarme. 
-¡No es eso! –se quejó.
-¿Entonces que es? -le pregunté, malhumorada, mientras me enderezaba.
-¡Alguien habló por radio! –me contestó, frenético.
-¿Radio? ¿Qué radio? –pregunté sin entender mientras me frotaba la cara.
-¡La radio parlante! -gritó Lon, exasperado, y mi cabeza reaccionó. Rápidamente me levanté e, ignorando lo cansada que me sentía, fui hacia Pyró, sacudiéndolo.
-Tenemos problemas -le dije y él se removió, apenas abriendo los ojos.
-¿Qué problemas?
-Grandes problemas.




Unos minutos después estábamos en la cabina. Lon había tenido razón. Nos estaban hablando por radio, con un mensaje resonando entre las bocinas una y otra vez.
Here the London Heathrow Airport, LHR, you are ingresing without permision to the area of London, report inmediatly or change curse. QRV[1]
Debo admitir que sonaban algo molestos.
-¿Qué hacemos? –pregunté, perdiendo los nervios- ¡pensaran que somos terroristas! –repliqué y Pyró se pasó la mano por la cara, cansado.
-Tranquilízate, -me pidió- vamos a contestarles.
-¿Cómo? ¿Sabes los códigos que utiliza un avión? –le pregunté y él ladeó la cabeza.
-Leí de eso alguna vez. No es mucho, pero es lo mejor que tenemos –comentó, lamentablemente teniendo razón- solo necesitamos la placa del avión –dijo Pyró.
-¡Es esa! -gritó Lon, señalando con su ala una serie de números y letras.
-Está bien…  -murmuró Pyró y se sentó en el asiento del piloto, poniéndose los auriculares- esperemos que funcione… -deseó y cerró los ojos. Noté a las energías mágicas removerse a nuestro alrededor, electrificando mis nervios al sentirlas atravesándome. Entonces él comenzó a hablar, pero su voz era distinta, mas adulta y grave- Here Mike, Eight, Seven, Nine, Nine, Charlie, Fox-trot, asking permission for landing LHR, waiting orders[2] -dijo y abrió los
ojos. Agarró el micrófono para evitar que se escuchara y me miró- ¿Funciono?
Mi cara de sorpresa debía de ser bastante cómica, porque él se río.
-We hear you Mike, eight, seven, nine, nine, Charlie, Fox-trot, What is your situation? [3]–resonó en los parlantes y él volvió a calzarse los auriculares, cerrando los ojos nuevamente. 
-Asking permission of landing in the Track…[4] -dijo y continuó, mencionando una serie de números que no logre retener. Entonces cortó la comunicación, esperando la respuesta con la respiración contenida.
-Permission granted Mike eight seven…[5]
Volví a respirar de nuevo, aliviada. Por ahora todo iría bien.
-Bueno -dijo Pyró, sacándose los auriculares y volteándose- hay que revisar las cosas de nuestro amigo a ver que no debería estar -dijo.


Con Lon revisamos las cosas de Ismael, mientras Pyró se quedó en la cabina, por las dudas volvieran a comunicarse. Encontramos suficiente licor y champagne para ser contrabandistas, así que decidimos hacerlas desaparecer.
Tuve que concentrarme bastante, pero logré que las cajas se esfumaran del avión y, con algo de suerte, en donde nadie las pudiera encontrar. El mareo que siguió a eso casi me desmaya, pero logré mantenerme de pie al agarrarme de la pared.
-¿Estás bien? –me preguntó Lon y asentí, refregándome la cara.
-Solo estoy cansada… -murmuró y el pájaro aleteó a mi alrededor, analizándome.
-Ya veo… -murmuró- mantuviste el hechizo con tus propias fuerzas mientras dormías. Probablemente tengas la misma energía que tenías al acostarte –comentó, observándome con curiosidad.
-¿Por qué? -le pregunté- ¿no debería haber recargado algo de energía al menos? –él negó con la cabeza.
-Es un principio básico de la magia. Gastabas energía en el hechizo, que luego recargabas mediante el sueño. Debemos agradecer que al menos cargaste alguna. 
-Hubiera sido mejor si hubiera dormido… -murmuré y el pájaro pareció hacer una mueca.
-La energía que canalizaste dependió demasiado de tu energía. En general, los legados suelen atarlos a la magia a su alrededor, no de la propia. Es un error común de principiante, pero bastante bien en tu caso –comentó y refunfuñé, haciendo un esfuerzo para separarme de la pared.  
Volvimos a la cabina, para ver cómo le iba a Pyró. Él parecía cada vez más nervioso a medida que la brumosa ciudad de Londres se hacía más grande en la ventana. Me sentí culpable por haberlo dejado solo sabiendo de su temor a volar, pero parecía habérselas arreglado bien. Al menos no le había dado un ataque de pánico. 
-¿Qué fue ese hechizo que hiciste cuando hablaste por radio? -le pregunté a Pyró.
-¿Mmm? -me preguntó, tan distraído que estaba intentando no asustarse- ¿Hechizo? Ah… -exclamó, comprendiendo a que me refería- es mi aparente cualidad mágica: la persuasión.
-¿Eh?
-Puedo persuadir mágicamente. Si tengo idea de lo que intento obtener y otros requisitos, puedo manipular la magia para que me crean. No suelo utilizarlo, pero no tenía opción –declaró. 
-Por eso conseguiste que nos cambiaran los pasajes a primera clase -murmuré y el asintió.
-Valía la pena intentarlo –comentó, sonriendo- de todas maneras no se cuan persuasivo voy a tener que ser para librarnos de está -miró por la ventana con recelo- a los oficiales les resultara muy raro que dos chicos y un ave volaran solos por todo el Atlántico en un jet privado.
Probablemente debía de haberme preocupado por ello, pero el cansancio había eliminado mi capacidad de preocupación. Él me miraba con cuidado.
-Es muy impresionante la cantidad de magia que usas para controlar el avión… -admitió, sorprendiéndome- pero creo que pronto vas a desmayarte –comentó.
-Estoy bien -dije malhumorada- solo un poco cansada.
-¿Estás segura? –preguntó- podría intentar manejar los controles desde aquí…
-¿Para que nos estrellemos contra la torre de control? –pregunté, burlona- no, es mejor así –declaré y se río.
-Como digas –terminó diciendo- tal vez si nos encarcelan puedas dormir en la celda –apuntó como comentario positivo, y me reí a mi pesar. Él me dedicó una sonrisa, pero entonces el llamado en las bocinas volvió a llamar nuestra atención.
-Mike eight seven the track… -repitió las claves anteriores- is free to land. [6]
-Ojala que la suerte nos acompañe… -dijo Pyró y cerró los ojos -Okey LHR, we are going to land[7] –informó y los controles del avión parpadearon, descendiendo la altitud del avión lentamente. Varias luces parpadearon bajo las nubes bajas, mostrándonos el camino hacia el aeropuerto. Aun así, vi a otros aviones pequeños descendiendo en las lejanías.
-¿Londres tiene más de un solo aeropuerto? –pregunté y Pyró asintió.
-Tiene cinco en realidad: el Heartrow, a donde vamos, -aclaró- el Gatwick, el Standsted, el Luton y el London City –enumeró y le miré sorprendida- es un sitio muy transitado –comentó.
-Que extraño entonces que solo uno de ellos nos notara ¿no? –comenté y me miró- supuse que todos tenían radares de alto alcance… -apunté y él hiso una mueca.
-Yo también lo pensaba –admitió.
Como la trompa descendió más, con Lon comenzamos a revisar los papeles y fichas, en búsqueda de los permisos de vuelo. Según Pyró debíamos tener alguno que nos permitiera volar en el area londinense, así que debimos revisar la cabina de punta a punta para encontrarlos. Finalmente los encontré en las guanteras. Debíamos cambiarles los nombres y las fotos, pero no era nada que un poco de magia no pudiera solucionar. Esta vez le pedí a Pyró que se encargara. Sabía que si hacía un poco más de magia, desfallecería. No estaba segura de si nos creerían que un chico tan joven pudiera pilotear un avión, pero esperaba que su magia persuasiva nos ayudara.
El avión comenzó a descender cada vez más, obligándonos a sentarnos para no caer. Debó admitir que la vista tan cercana al suelo me hiso apretar las uñas contra el asiento, pero luego de la primera sacudida logré relajarme, con el avión deslizándose suavemente sobre la pista hasta detenerse luego de unos pocos minutos. 
Una extraña sensación de libertad me refrescó el cuerpo, como si hubiera cargado un yunque de diez kilos a mi espalda desde que abandonamos Brasil y ahora lo hubiera soltado; dejando mis músculos tensionados y débiles como algodón. Necesitaba urgentemente un café, o dormir, en el mejor de los casos.
Aun así, nos cargamos nuestras mochilas, dispuestos a salir; deteniéndonos frente a la escotilla con nerviosismo.
-¿Lista? -me preguntó Pyró y asentí. Él, firme, abrió la puerta, liberando las escaleras para bajar.
Dos técnicos, un oficial y un hombre ataviado con traje, nos esperaban.
-Hello kids, We have some questions to make –dijo este último y sonrió.


Lograr engañarlos fue más sencillo de lo que habíamos planeado. Nos llevaron a uno de los despachos dentro del aeropuerto, comenzando el interrogatorio mientras nos suministraban café, algo que les agradecí de todo corazón. Pyró tomó las riendas de la situación, inventando una historia sobre la marcha. El inglés no es mi fuerte, pero según entendí habíamos utilizado el jet de su familia para dar una vuelta y nos habíamos alejado más de lo que había calculado.
Por supuesto que nos preguntaron como habíamos logrado sortear los demás radares, pero simplemente comentamos que no habíamos tenido otra advertencia que la de su aeropuerto, lo que era cierto después de todo. 
Luego de una charla de casi dos horas, y de mucho encantamiento de persuasión por parte de Pyró, los técnicos y policías se alejaron para discutir nuestro destino, dejándonos expectantes.
-¿Funcionó? –le pregunté por lo bajo y se encogió de hombros.
-Hice lo mejor que pude… -comentó y los policías regresaron. No parecían muy seguros, pero permitieron que nos fuéramos, mientras dejáramos el avión en el aeropuerto, lo cual fue solo un impedimento menor.
Agradeciéndoles, y con Pyró empujándome levemente para que me apurara, nos despedimos de los guardias, perdiéndonos con rapidez entre el mar de gente.
-Vamos, debemos irnos antes de que el hechizo acabe… -murmuró Pyró y me arrastró a través de todo el aeropuerto, pasando frente a decenas de negocios y entre cientos de personas hasta llegar a la calle. Sin perder tiempo, Pyró me llevó corriendo hasta un bus que partía hacia la ciudad y me empujó adentro, mientras este nos alejaba rápidamente del aeropuerto.



[1] “Aquí el Aeropuerto Heathrow de Londres. Está ingresando sin permiso de Londres sin permiso. Repórtese inmediatamente o cambie de curso. QRV”
[2] “Aquí Mike, Ocho, Siete, Nueve, Nueve, Charlie, Fox-trot, pidiendo permiso para aterrizar LHR (código del aeropuerto). (Mike, Charlie, Fox-trot son nombres designados a una letra del alfabeto que se utiliza en la aviación.
[3] Los escuchamos, ¿Cuál es su posición?
[4] Pidiendo permiso para aterrizar en la pista…
[5] Permiso concedido.
[6] La pista esta libre para aterrizar.
[7] Está bien, vamos a aterrizar.

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