Cuando el Rayo Cae - Capitulo 19




Capitulo 19

A John le costaba concentrarse. Tendría que estar centrado en ayudar a su hermana y Gabriel, pero toda su cabeza volvía una y otra vez a ese abrazo, a ese momento. Era como si se hubiera hecho un tatuaje. De pronto tenía algo nuevo grabado sobre la piel y regresaba a él una y otra vez, todavía no acostumbrado a la nueva vista.
Tanto Lara y Gabriel parecían recuperados, enormemente desorientados, pero bien. Luego de que el chico hubiera despertado, pasaron unos minutos antes de que su novia hiciera lo mismo, tan sobresaltada como él. Incluso la magia alrededor de ella se estaba volviendo inestable, como si se hubiera sentido en peligro.
-Hey, ¡hey! -la había llamado Gabriel, agarrándola de la mano,- estamos bien, estamos a salvo, ¿está bien? -dijo, agarrándola de las mejillas para que lo mirara a los ojos y ella lo miró como los planetas miran al sol, fascinada e incrédula.
-¿Estás bien? -susurró, tocándolo apenas- ¿estás vivo? -inquirió y el chico sonrió, soltando una carcajada seca.
-Deberías tenerme más confianza, hermosa -comentó y la chica río, abrazándolo con fuerza.
-Creí… creí… -balbuceó, pero Gabriel solo la apretó más fuerte, consumiendo sus palabras.
-Estoy bien, estamos todos bien -le aseguró, con una tibia sonrisa y ella soltó una risa aliviada, uno que logró poner a John ya lo suficientemente incomodo.
-Bien, ya fue suficiente amor -reclamó y Gabriel puso los ojos en blanco, pero Lara no se movió, aun abrazada de él como si se le fuera la vida en ello. John se acercó, abriendo los brazos un poco- ¿yo no tengo abrazo? -preguntó y ella le dirigió una mirada enjaulada, observándolo por solo dos segundos antes de saltar hacia él, rodeándole rápidamente con los brazos y haciéndose un bollo sobre sus piernas, como una niña pequeña- ¡ouch! -soltó el chico, habiendo su hermana golpeado directamente en la boca del estomago, pero la chica no se movió, quedándose tan quieta como si John fuera de hielo y temiera que se rompiera.
-Pensé que estabas herido… -murmuró- pensé… -se detuvo- esas cosas decían que morirías… -dijo, su voz sonando estrangulada bajo el peso de las pesadillas. Gabriel la miraba con preocupación, pero al mismo tiempo comprensivo, como si esos mismos demonios estuvieran encima de él también, arañando su espalda.
John llegaba a comprender a lo que se enfrentaban. Lara tenía casi los mismos demonios de él, y de seguro sus miedos y pesadillas habían empeorado al ver a su novio siendo tragado por la bandada de cuervos. Eso había sido lo que la había hecho caer. Pero Gabriel… él era otra historia. Otra serie de pasados escabrosos y recuerdos dolorosos. Él si tenía que enfrentarse a un muro que amenazaba con aplastarlo.
Gabriel no era de Argentina como ellos. Había nacido en Uruguay y había vivido ahí casi toda su vida, hasta el día en que llegó a la escuela cuando tenía diez años. Cuando John y Lara llegaron, él hacía años que ya había entrado, pero no era la persona que ahora estaba frente a él en ese momento. Cuando le habían conocido, Gabriel había sido una versión monstruosa de quien era. Estaba consumido por la rabia y la tristeza, no teniendo un solo amigo y expulsando en lágrimas a cualquiera que lo intentara. Su crueldad era popular en el colegio, así como la su trágica historia familiar. El como el señor de la oscuridad había manipulado la mente de su padre y lo había hecho matar a su esposa e hijos, con Gabriel salvándose solo por suerte, pasaba de boca en boca para el momento en que los hermanos lo conocieron.
No fue hasta que Lara lo enfrentó después de un entrenamiento, que el chico salió de su autoconstruido cascarón.
Estaban en la misma clase de lucha libre, pero jamás se le habían acercado. John lo consideraba demasiado peligroso; sin embargo, nadie hubiera podido detener lo que sucedió ese día.
Después de haber lanzado por los aires a su último compañero, con un pase seguro a la enfermería; Liam, su entrenador, preguntó por más voluntarios o coronaría a Gabriel como el vencedor. Entonces sucedió lo inesperado. Lara alzó su mano.
-¡Una voluntaria! -exclamó Liam, totalmente sorprendido y casi aliviado, y John la agarró del brazo, atrayéndola hacia si molesto.
-¿Qué estás haciendo? -le espetó y ella se soltó.
-Pelear, ¿no se supone que es para eso que venimos acá? -inquirió ella, cruzándose de brazos.
-No podes pelearte con él, es un animal -dijo el chico y ella puso los ojos en blanco.
-Sos un exagerado, John -declaró la chica, caminando hacia el ring y entrando dentro de un salto. Gabriel la miraba con fría curiosidad, como si no hubiera demasiados que se ofrecieran tan fácilmente como carne de cañón.
-Bueno, ya saben las reglas muchachos -dijo Liam y tomando su silbato, sopló. Al instante Gabriel corrió contra Lara, quien retrocedió, corriéndose a un costado y alzando su guardia. La pelea fue dura. Gabriel había ganado técnica y fuerza durante los meses extra en que los hermanos no habían estado; pero Lara tenía talento natural y era más rápida, lo que solo hizo más encarnizada aquella batalla. Incluso Liam parecía contener el aire en espera de saber quién sería el ganador.
Finalmente el golpe final lo dio Gabriel, haciendo que la chica volara por los aires con una patada. Todos contuvieron la respiración, asustados, pero Lara parecía contenta, levantándose sin muestra de dolor y yendo a saludarlo con una sonrisa.
-Buen golpe -lo felicitó, extendiéndole la mano en muestra de respeto, pero el chico solo miró el gesto con desagrado.
-Solo estaba siendo blando con vos. Serías estúpida si me lo agradecieras -dijo y la sonrisa de Lara desapareció, guardando su mano.
-A ver chicos, no… -empezó a decir Liam, oliendo una nueva pelea en el aire, pero la chica ya había hablado.
-Si tan blando fuiste tal vez deberíamos hacerlo de nuevo. Quien dice si no me contuve también -comentó y el chico sonrió, haciendo que todos tomaran aliento. Gabriel había hecho muchas cosas desde que llego, pero definitivamente sonreír no era una de esas. Incluso el rasgo parecía haberse deformado, no saliendo de forma natural.
-¿Ah, sí? -preguntó- ¿vas a intentarlo de nuevo, princesa?
-Lara, -remarcó ella, cruzándose de brazos- y sí.
-Lo siento, no hago caridad -dijo el chico- búscate alguno de esos inútiles -apuntó, señalando a algunos de los que había vencido, quienes aun lo observaban ceñudos- esos te van a servir más, -apuntó, dándose vuelta, pero Lara lo siguió, agarrándolo del brazo y superándolo, enfrentándolo cara a cara.
-¡Hey! -le espetó- quiero una revancha -dijo.
-No estoy de humor para patear chicas -remarcó.
-Yo tampoco para tolerar idiotas, pero que le vamos a hacer -dijo y la expresión del chico cambió, ya completamente molesto.
-Ahora entiendo porque tu padre se murió. De seguro era insoportable tener que oírte todo el día -apuntó y Lara retrocedió como si le hubieran golpeado de un puñetazo. Incluso John sintió un pinchazo doloroso atravesarlo en el pecho. Los demás se quedaron en espera, temerosos de mover un solo musculo.
-¿Eso es lo que pasó con tu familia? -le espetó Lara, rabiosa- ¿se murieron porque no te soportaron? -inquirió y el chico se adelantó, alertando a todos e incluso haciendo que John se acercara al ring; la furia haciendo que su mandíbula temblara.
-Vos no sabes nada sobre mi familia -masculló, iracundo.
-Y vos no sabes nada de mi padre -le espetó ella, acercándose y tomándolo por sorpresa- así que no vuelvas a mencionarlo. Que vos seas miserable no significa que todos tenemos que serlo. Podrías aprender a callar tu estúpida boca y empezar a darte cuenta de que no sos el único que sufre -dijo y lanzándole una última mirada fulminante, se giró, saliendo hacia afuera del ring y caminando hacia afuera del gimnasio.
-¡Lara! -la había llamado John, cruzando el ring y aprovechando para empujar a Gabriel en el camino.
La alcanzó lejos, cerca de las escaleras hacia las habitaciones.
-Hey, -dijo, dándole vuelta para que lo mirara- no tenes que hacerle caso a ese idiota… -le dijo, y ella apretó los labios.
-No pensaba hacerlo… -iba diciendo, cuando alguien se aclaró la voz cerca de ellos, haciendo que se giraran para ver a Gabriel ahí. John instintivamente protegió a Lara, como si temiera que hubiera una pelea. Aun así el chico por primera vez no parecía estar escondiendo un arranque violento. Si John hubiera apostado, hubiera dicho que incluso parecía… amigable.
-¿Qué queres? -le espetó y el chico frunció el seño. No, no estaba amigable. Eso había sido un espejismo.
-Solo quiero hablar con ella -dijo, señalando con la cabeza a Lara.
-Ella… -empezó a decir John, frunciendo el seño, pero la chica lo cortó.
-Ella puede hablar por si sola -apuntó, haciéndose hacia adelante molesta y cruzándose de brazos- ¿Qué queres? Porque la ronda ya expiró…
-Mira, yo solo… -dijo y se interrumpió a sí mismo, como si no encontrara las palabras correctas para lo que quería expresar.
-¿Yo solo, que? -preguntó Lara, mirándolo con una ceja arqueada, algo sorprendida del giro de la conversación. Ambos hermanos no esperaban una cálida conversación. Tampoco hablar para ser concretos. Todos sabían que Gabriel no hablaba. Gritaba, maldecía y amenazaba, pero detenerse a charlar… no demasiado.
-Supongo que quería… agradecerte -apuntó, tomándolos por sorpresa de nuevo. No esperaban eso, ni en un millón de años.- hacía mucho que… nadie me hablaba así.
-¿Acaso te gusta que te insulten? -preguntó la chica, su tono llenó de incredulidad, y él sonrió.
-No, pero me gusta la honestidad -dijo e hizo una mueca, mirando hacia el suelo- mira, después de… todo lo que pasó, yo no me encontraba bien… -hizo una mueca, sacudiéndose de hombros y mirando hacia arriba- ¿a quien engaño? -preguntó a la nada, y suspiró- estaba miserable, y lo cierto es que no me di cuenta como estaba actuando, ni el imbécil en que me estaba convirtiendo -dijo y apretó los labios- sé que mis padres no me lo perdonarían. Por eso te estoy agradeciendo… -dijo, dejándola totalmente en shock, viéndolo como si fuera un alien mientras el chico comenzaba a retroceder- nos estamos viendo, Lara Grey -dijo y sonrió, girándose y caminando lejos.
A partir de ahí, Gabriel cambió. No sucedió de la noche a la mañana, así como tampoco fue sencillo para él, pero lentamente se convirtió en el amigo y el chico que tanto Lara, como John, conocían. Incluso llegó a relacionarse a aquellos que tanto había lastimado antes, ganándose su confianza y respeto. Y así había sido, que cuando John decidió dar un paso atrás y darle el liderazgo, nadie lo objetó.
El chico se había probado así mismo… pero su pasado jamás lo dejaba y el episodio con Grechor solo lo había conformado. Había fantasmas que simplemente no podían desaparecer.
-A ver, -dijo Lara, que se agarraba la cabeza confundida- ¿alguien me puede explicar que pasó? -preguntó.
-Es una larga historia -comentó John, mirando a Leian de reojo, encontrándosela mirándole.
-Bueno, ahora no pienso irme a ningún lado -replicó su hermana- habla… -dijo y el chico suspiró, contándole lo mejor que podía a lo que se habían enfrentado.
-O sea que el hombre era… ¿fantasmas? -preguntó Gabriel, mirando a Lara.
-Fantasmas de dolor, se alimenta de ellos. Es más antiguo que mi raza… -explicó y el chico asintió, sacudiendo la cabeza.
-Hombre, todo esto se vuelve más demente a cada momento -comentó y su novia puso los ojos en blanco.
-¿Por qué sigue sorprendiéndote? -inquirió y luego se giró a John- ¿Cómo ustedes hicieron para no terminar siendo absorbidos como nosotros?
-John acabó con todas las aves -dijo Leian, antes de que el chico pudiera hablar- las congeló mediante hielo.
-¿Las congelaste? -preguntó Lara, sorprendida y admirada, y el chico sintió que sus mejillas se sonrojaban. Escuchándolo decir así le hacía sentir como si hubiera sido una cosa tremenda, más allá de la completa confusión que en verdad fue- ¿pudiste controlar el agua? -inquirió, sonriendo tentativa, y el chico asintió.
-No sé cómo -se apresuró a decir, viendo como las miles de preguntas aparecían en los ojos de Lara- solo sucedió.
-No puedo creer que lo perdiéramos -se lamentó Gabriel, totalmente decepcionado- ¿no tenías una cámara verdad? -preguntó y ella frunció el seño.
-¿Cámara? -repitió, sin entender, y el chico sacudió la cabeza.
-No importa, -suspiró- ¿Qué pasó después?
John entonces explicó como sus fantasmas casi lo matan y como Leian lo había salvado, destruyéndolo todo. Evito mencionar detalles de todo, sabiendo que Leian no hubiera querido que todos supieran sobre su pasado. Al verla mirarle con agradecimiento, notó que había hecho bien.
-No puedo creer lo cerca que estuvimos de morir -comentó Gabriel, con los ojos bien abiertos, y miró a Leian- ¿hay más cosas así? -preguntó y ella hizo una mueca pensativa.
-Criaturas como Grechor han sido encarceladas y atrapadas bajo poderosos encantamientos y magias. Jamás hubiera apostado que pudieran liberarse, pero ahora de haberlo visto libre, no sabría decirlo. Mi hermano parece capaz de muchísimas atrocidades con tal de ganar.
-¿Sería tan malo? -preguntó Lara.
-Ellos son criaturas primitivas. Controlan emociones peligrosas o las encarnan -dijo- fueron nuestros antecesores, antiguos de otros mundos consumidos…
-Eso es algo que no entiendo, -replicó Lara- ¿Cómo pudieron estar antes que nosotros? ¿Qué había antes?
-Siempre hay más creadores de los que crees -contestó Leian, su voz estando nerviosa.
-¿Ustedes fueron creados? -preguntó Gabriel y al ver la expresión de Leian, se animó, sus ojos brillando entre el asombro y el miedo- ustedes fueron creados… -afirmó, haciendo que la chica se estremeciera- ¿por quién? -preguntó- ¿por los espíritus mayores?
-Creo que ese es el nombre que ustedes les han dado -contestó y los dos chicos soltaron un silbido de asombro.
-¡Hombre, era real! -exclamó Gabriel, mirando a John con una sonrisa amplia y el chico se giró hacia el espíritu.
-¿Cómo son? -preguntó.
-Duros, más viejos de lo que cualquier humano jamás podrá ser. Crearon a nuestro mundo y a nosotros, así como nosotros creamos el suyo -señaló y los tres chicos intercambiaron miradas de incredulidad y sorpresa.
-¿Y porque nunca se los menciona? -preguntó Lara,- siendo tan importantes, casi suena raro, ¿no lo creen? -inquirió, mirando a los chicos como si quisiera saber su opinión.
-Ustedes no quieren conocerlos -les dijo el espíritu, sacudiendo la cabeza con seriedad- no bromeaba cuando decía que eran duros. Respetan la magia más que ninguno y son extremadamente celosos de ella. Y aunque toleran los nuevos mundos, no son particularmente partidarios de su supervivencia. Créanme, están mejor sin haberlos conocido -dijo y la mente de John se iluminó, finalmente comprendiendo algo perdido.
-Ellos fueron quienes te ordenaron la misión -apuntó y la chica lo miró, su rostro siendo una tormenta de emociones- por eso no querías hablar de ello.
-Sí, -aceptó- las armas que mi hermanó robó, les pertenecen. Por eso es tan importante que las recuperemos -su expresión se volvió más oscura antes de seguir hablando- no quieren esa magia aquí…
-Okay, eso cambia un poco las cosas -admitió Gabriel, quien parecía más nervioso que antes- ¿Qué hacemos ahora? -inquirió.
-Tenemos que seguir viajando -dijo Leian- podremos descansar unas horas más, pero las armas están más cerca -dijo- tenemos varias horas que cubrir si queremos llegar a tiempo.
-Creí que ellos no podían encontrarlas sin vos -apuntó John.
-Eso no significa que no puedan seguirnos y encontrarlas también -apuntó- vamos, tengo que mostrarles algo que vi en un mapa… -dijo y se giró, saliendo a la habitación continua.

1 comentario:

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