Capitulo 13
El siguiente minuto fue una completa confusión.
Gabriel y Leian exclamaron el nombre de John. Él dijo el nombre de Derek. Lara
sacudió la cabeza, perdiéndose de vista cuando Gabriel avanzó para estrechar a
su amigo y Derek río.
-¡Hombre,
me siento tan aliviado! -exclamó, separándose de él para sonreírle,- por un
instante creí que había perdido a mi mejor amigo -comentó.
-Sí,
yo también -murmuró John, haciendo que el chico soltara una risa. Él miró hacia
Leian, queriendo captar su mirada, pero no podía descifrar que le pasaba por la
mente. Era como ver una alfombra e intentar concentrarse en el recorrido de un
solo hilo. Como querer leer un mensaje que la lluvia emborrono. Mareante,
complicado e imposible.
La
chica solo se le había quedado observando, su rostro plano, su cuerpo rígido,
sus puños apretados. Si John hubiera tenido que apostar, hubiera dicho que
parecía haber visto más a un fantasma que a él.
Pero
entonces estaban sus ojos. Esos ojos llenos de tormentas que ahora parecían
haberse templado, luchando por mantenerse furiosos.
John
odió no poder entenderla. Hubiera sido sencillo si al menos pudiera leer sus
emociones. Al menos no se sentiría como si tuviera que volver a la habitación y
acostarse como si estuviera en penitencia.
-¡Festejen!
-les encomendó Derek, sonriendo- al menos mientras todavía puedan -dijo y sus
ojos hirieron a John, haciendo que llevara su mano a su estomago como para
asegurarse de que el cuchillo no seguía ahí.
Leian
miró al legado enfurecida, sus ojos chispeando mientras lo observaba con
desagrado.
-Cállate
-le espetó- vos sos quien está atrapado, no nosotros -le recordó.
-¿Esta
segura de eso, oh, gran Espíritu? -preguntó, haciendo que la mirada de la chica
se agudizara.
-¿Qué
está haciendo él aquí? -preguntó John, repiqueteando los dedos con nerviosismo-
¿Por qué lo trajeron?
-Leian
lo desmayó cuando te atacó -explicó Gabriel, cuya jovialidad se esfumó por
completo al mirar hacia el legado del fuego- no sé porque, pero ella estaba
segura de que si lo interrogábamos, iba a ayudarnos…
-Claro
que no han tenido suerte -comentó Lara, apoyada contra el marco de la puerta.
Derek
se había girado hacia el Espíritu del Rayo, mirándola con diversión.
-¿Los
deja que la llamen Leian, señora? -preguntó, con burlona actitud servil- que
extraño de un Espíritu, permitir que los mortales la traten como una igual… ¿o
acaso le interesan estos humanos? -preguntó y la chica se envaró como si le
hubieran propinado una bofetada. Sus puños se apretaron, con John incluso
viendo corrientes chispeando sobre ellos.
Derek
la había retado, eso lo entendía por completo. Tal vez solapadamente, como si
fuera una acción involuntaria, pero lo había hecho. Le había echado en cara la
relación que tenía con ellos, a conciencia de las normas que exigían a los
Espíritus a mantenerse lejos de los humanos. Había sido como oír a la misma
magia reprendiéndola por su imprudencia.
-Espíritu
del Rayo se vuelve demasiado largo -replicó John, metiéndose para relajar el
ambiente- ¿Qué quieren saber de él?
-Debemos
saber los avances de mi hermano -contestó Leian, su voz firme y dura- tengo que
saber cuan adelantado está en la búsqueda y sé que él nos puede ayudar a
conocer los detalles.
-No
lo sabrá -le contestó Derek, sonriéndole ampliamente- no soy estúpido como para
traicionar a mi amo.
-Negarte
a mí tampoco es inteligente -le espetó la mujer, sus ojos acerados antes de
volverse hacia John- como veras, no hemos tenido suerte en sacarle nada.
El
chico hizo una mueca, mirando a Derek mientras él se retorcía de felicidad al
verlos luchar. Era evidente que estar ahí no le resultaba una molestia en lo
absoluto, feliz de tener la oportunidad de plantar la cizaña.
-Mmm,
Leian, Gabriel, ¿podrían salir un momento para hablar? -preguntó y miró a
Lara,- podes vigilarlo, ¿verdad?
-A
veces haces preguntas estúpidas, hermanito -comentó la chica, sacudiendo la
cabeza y haciendo que su pelo se agitara con salvajidad- claro que lo hare.
-Cuidado
-la apremió Gabriel antes de salir, recibiendo un revoleó de ojos como
respuesta.
-¿En
que demonios estaban pensando? -les preguntó al instante en que se aseguró que
nadie los escuchaba- ¿Qué les hizo creer que iba a cooperar?
-Dios,
John, dos horas abajo y volves con todas -comentó Gabriel, sonriendo pese a
todo, y el chico lo fulminó con la mirada, volviéndose hacia Leian. La chica lo
recibía con los brazos cruzados, evidentemente habiéndose esperado aquello.
-No
me mires así, John Grey, -le espetó, el chico sintiendo un pinchazo molesto al
oírse llamado así- sabes que era nuestra mejor opción para descubrir más sobre
los planes de mi hermano…
-¿Honestamente?
No lo creo -replicó el chico- a este paso él lo sabrá todo de nosotros que al
revés. Es peligroso y no quiero tenerlo cerca…
-¿Crees
que nosotros sí? -le preguntó Gabriel, ahora casi ofendido- ¿sabes lo mucho que
me tengo que controlar para no romperle la cara en este momento? Es un maldito
suplicio… -chasqueó la lengua, agitándose nervioso- y ni siquiera creas que fue
más sencillo para Lara. Ella también quería matarlo apenas Leian lo trajo…
-¿Y
dejaste que se quedara con él? -preguntó John, ahora inquieto. Sabía que Derek
tenía otras armas más allá del fuego y sus cuchillos. Su lengua era tan letal y
peligrosa como una hoja afilada y Lara no era una persona tranquila.
Enfurecerse estaba en su naturaleza. John no podía imaginar lo que sucedería si
Derek decía la cosa incorrecta, inquietándose.
Aun
así, Gabriel no parecía demasiado preocupado por ese aspecto, encogiéndose de
hombros con gesto despectivo.
-¿Qué
querías que hiciera? -preguntó- yo tampoco hubiera servido de mucho ahí adentro
y, honestamente, no estoy seguro de si me sentiría culpable si algo en realidad
pasara -dijo con dureza y John hizo una mueca. Esa actitud, poco visible de
Gabriel, era la única que tenía en contra cuando decidió buscar un sucesor.
Cuando se trataba de personas cercanas, él era vengativo, no teniendo
remordimientos para dar el castigo que él creía correcto a cada una de las
personas que querían lastimarlas. Esa actitud se agravaba con Lara, volviéndose
un verdadero demonio con quien intentaba lastimarla, tal como había sucedido
durante el accidente de hacía unas horas; cuando había lanzado a ese auto fuera
del camino.
-Bien,
vamos a apurar este asunto entonces -dijo- tenemos que hacer algo con Derek. No
es nada seguro tenerlo con nosotros.
-¿Derek?
-repitió Leian, arqueando una ceja- ¿sabes su nombre?
-No
es como si fuéramos conocidos -replicó- ese legado me ha causado más problemas
de los que cualquiera pudiera tolerar -masculló, viendo como Gabriel gruñía
mirando a otro lado. Ellos no lo hablaban demasiado, pero ellos habían conocido
a Johanna tanto como él. Incluso habían sido sus amigos, al igual que lo habían
sido de los otros que habían caído en aquella noche oscura. Derek les debía a
todos ellos.
-¿Qué
esperas hacer, John? Ya lo atrapamos, no podemos soltarlo y dejarle el camino
libre para que mi hermano se entere de esto -le recordó Leian.
-No
lo sé, pero es peor tenerlo acá -dijo y apretó los dientes- aparte, no es como
si realmente estuvieran llegando a algún lado, ¿verdad?
-No
-tuvo que admitir Gabriel y Leian lo miró molesta, haciendo que el chico le
lanzara una mirada defensiva- ¿Qué? ¡es la verdad!
-Todavía
el interrogatorio no terminó -dijo la chica, evidentemente picada- y tengo mis
maneras para conseguir información -dijo, en un tono tan oscuro que John no
pudo menos que sentirse intranquilo. Sus ojos llenos de relámpagos no auguraba
nada bueno para el pobre bastardo.
Aun
así, John no quería que las cosas siguieran de esa manera. No en ese momento.
-Déjenme
a mí encargarme de esto -pidió- yo puedo sacarle la información…
-John,
no creo que sea una buena idea -dijo Gabriel- vos también lo sabes.
-¿Por
qué quiero matarlo? Creí que habíamos dejado en claro que era lo que todos
queríamos -comentó casi mordaz y el chico le lanzó una mirada ardiente.
-No
se trata solo de eso -dijo, su mandíbula tensa- vos estás implicado
emocionalmente. No es la idea más inteligente tenerte en la misma habitación
que él…
-¡Todos
están implicados cuando se trata de él! -exclamó John, señalando hacia la
habitación- con su lengua va a encontrar como molestar a todos, no importa
quien tenga al frente…
-Es
una mala idea, John… -insistió Gabriel.
-¿Qué
te hace pensar que a vos te haría caso? -le preguntó Leian, quien cruzaba los
brazos en gesto calculador.
-Lo
conozco… -murmuró- tengo una idea para quebrarlo -dijo, sintiendo una sensación
agria en la garganta. Tenía un plan, pero no era de la clase amigable. Tampoco
de la clase decente.
Leian
lo miró dudosa, sospesando la idea con el seño fruncido. John le sostuvo la
mirada en una conversación silenciosa, finalmente debatiendo todos sus
argumentos.
-Como
quieras -dijo- pero si no logras nada, me dejas a mí -replicó la chica.
-No
te preocupes -le dijo el chico, volteándose hacia la puerta con aire taciturno-
lo lograre mientras me sigan la corriente…
Asumir
un papel era difícil, pero era la única oportunidad de John.
Entró
en la habitación de un portazo, esforzándose por parecer sumamente enfadado. Su
hermana pareció sorprendida, pero Derek lo observaba con diversión, como viendo
a otra víctima a torturar.
-¿Vos
vas a ser mi torturador ahora? -preguntó.
-Sí,
-afirmó el chico, acercándose aun con aire salvaje. Sentía los ojos de los
demás observándole, pero evitó hacer contacto. Si los veía no podría continuar.
“Si
no te sientas, tampoco” le recordó una parte de su cerebro. Era cierto. Sus
piernas comenzaban a temblar, quejándose del esfuerzo por mantenerlo parado.
Estar así después de haber muerto no era la idea más inteligente. En un
movimiento brusco, arrancó una silla de su reposo, colocándola con dureza
frente a Derek, con el espaldar girado contra el legado. John se sentó encima,
dejándose descansar sobre la madera.
-¿Qué
te hace pensar que te va a ir diferente que a los otros? -preguntó.
-Porque
yo te conozco, -afirmó el chico- sé cómo convencerte…
-¿Ah,
sí? -preguntó el hombre- ¿Acaso recuerdas para quien trabajo, muchacho? El
espíritu de la oscuridad no perdona y sus promesas de tormento no son solo
palabras. ¿Qué podrías hacer vos que pudiera competir contra eso?
-No
demasiado -tuvo que admitir John- pero puedo intentar -dijo y una daga
respondió a su llamado, dibujándose larga y plateada en sus manos. Sus amigos
se sorprendieron, sintiendo sus respiraciones contenerse a su espalda.
-John…
-escuchó el murmullo de su hermana, pero él hizo oídos sordos a todo. Derek
soltó una carcajada, para nada impresionado.
-¿Se
supone que así vas a asustarme? -preguntó el legado- ¿amenazando con matarme?
-inquirió.
-No
-admitió él- porque vos y yo sabemos que no le temes a la muerte -dijo John y
la sonrisa del hombre desapareció, con el nacido del Agua acercando su puñal hacia
sus piernas, pasando la hoja por sus piernas- así que, ¿Por qué no vas hablando
para ahorrarnos la sangre?
-No
te atreverías a hacerlo -masculló Derek.
-¿Ah,
no? -inquirió John, y el puñal se alzó, la punta comenzando a hundirse sobre su
pierna. Derek soltó un gruñido, temblando mientras la primera gota de sangre
escapaba.
-¡John!
-gritó Gabriel a su espalda, pero el chico los ignoró.
-¿Qué
crees que estás haciendo? -le preguntó Derek, su voz cargada.
-¿Qué
estoy haciendo? -preguntó John, ladeando la cabeza- tal vez esto te de una idea
-dijo y alzó su cuchillo, bajándolo a pique. Todos gritaron, incluso Derek,
pero la hoja jamás tocó la piel. Se detuvo a solo medio centímetro, congelado
en el aire- si no me dices todo lo que sabes, la próxima vez no me detendre,
-prometió, adoptando su mirada más oscura.
-¡John!
-gritó Lara- ¡¿Qué demonios estás haciendo?! -inquirió, pero su hermano le hizo
un gesto con la mano, encomendándole que se tranquilizara.
-Solo
estoy marcando los puntos con mi amigo Derek, ¿no es así? -preguntó al legado
del fuego, cuya mirada de superioridad había sido reemplazada por una máscara
de odio e inquietud.
-No
tienes ese rasgo adentro, chico -murmuró, su voz temblando- vos y yo sabemos
que no te atreverías…
-¿Estás
seguro de eso? -preguntó John, ladeando la cabeza. Odiaba ese monstruo que
estaba interpretando, cargando esa crueldad que él definitivamente no conocía,
pero tampoco podía negar que era sencillo. Cuando se enfrentaba a otro monstruo
como lo era Derek, era difícil seguir humano- porque no creo que te hayas
olvidado de quien te hizo esas bonitas marcas, ¿verdad? -apuntó, señalando con
el puñal las heridas de su rostro, poniendo la punta tan cerca de él que el
legado del fuego la seguía a cada movimiento- recuerda que mataste a mis
amigos, los amenazaste de nuevo hoy e intestaste matarme… -le recordó,
volviendo su voz dura y helada como un hierro- no eres mi persona favorita,
Derek…
-Vos
sos uno de ellos -le recriminó el hombre, señalando a los de atrás- uno de esos
honorables héroes de pacotilla que apenas tienen las agallas para defenderse.
Sos un líder, un tipo con clase. No lo harías y lo sabes…
-Pareces
muy seguro de lo que haría y lo que no -comentó John, jugueteando de nuevo con
los cuchillos,- ¿Qué tal si hacemos un juego? -dijo, enderezándose sobre la
silla hasta estar sentado sobre sus rodillas- yo lanzó cuchillos y vos hablas
-dijo.
-¡John!
-gritó Lara, esta vez avanzando, pero su hermano se giró a ella apenas escuchó
los pasos.
-No,
Lara, quédate al margen -le exigió, sin mirarla a los ojos para mantener su
actuación- esto es entro los dos…
-Pero,
John… -empezó, pero su novio la agarró del brazo y la hizo retroceder.
-Ven,
Lara -le pidió, lanzando una mirada extraña a John, pero el chico los ignoró,
volviéndose de nuevo hacia Derek.
-¿Listo
para empezar? -preguntó y el hombre le miró con asco.
-Si
crees que… -empezó a decir, furioso, pero John esta vez no lo dejó terminar.
Con un movimiento rápido, lanzo su arma hacia abajo. Escuchó el grito contenido
de todos a su espalda y el apenas suspiro de Derek antes de que la hoja se
clavara sobre la silla, a solo milímetros del hombro.
-¡John!
-exclamaron todos detrás.
Derek
tenía los ojos abiertos como platos, observando al cuchillo que a punto había
estado de atravesarlo.
-¿Todavía
sigues creyendo que bromeo? -le espetó el legado.
-¡John,
tienes que detenerte! -exclamó Leian, su voz autoritaria.
-No,
por fin estamos llegando a algo… -replico el chico.
-¡Esto
ya es demasiado! -exclamó Lara, pero él se esforzó por ignorarlos, invocando un
nuevo cuchillo y haciéndole bailar en sus dedos.
-Bien,
¿ahora vas a hablar? -preguntó John, mientras Derek lo observaba inquieto. El
hijo del Espíritu Río sabía que había hecho su cometido. Si realmente hubiera
herido a Derek no hubiera tenido ese resultado. Él sabía que había algo peor
que la amenaza: la duda. La incertidumbre de hasta donde llegaría y el legado
del fuego la estaba viviendo enteramente- ¿Qué sabes del plan del espíritu?
-inquirió.
-¡Nada!
-Algo
debes saber -insistió el chico,- no vas a seguirnos por nada…
-¡No
estábamos siguiéndolos! -se quejó Derek, tomándolo por sorpresa.
-¿Ah,
no? -inquirió el chico- ¿entonces que estaban haciendo? -preguntó, intentando
que su interés no se desbordara.
-Tratamos
de conseguirla a ella -masculló, mirando hacia Leian, quien se envaró.
-¿A
ella? -repitió John, ahora totalmente sorprendido, y la socarrona sonrisa de
Derek revoloteó por su rostro.
-¿Sorprendido,
legado? -preguntó- ¿acaso no lo sabes?
-¿No
sé que, Derek?
-Ella
es la única que puede encontrar las armas que el Señor Oscuro robó. Están
encantadas para eso…
-¿Encantadas?
-repitió y Derek pareció ganar algo de sus agallas, mirándolo burlón.
-¿Vas
a hacer preguntas estúpidas a cada palabra que digo, muchacho? Porque de ser
así esto va a dudar mucho tiempo… -comentó, pero no terminó con la frase. El
destello de un nuevo cuchillo y la hoja clavándose a solo medio centímetro de
su entrepierna le ahogaron cualquier humor. Exclamó un chillido, encogiéndose
mientras veía el arma.
-La
próxima no va a ser en juego, Derek, te lo advierto… -dijo, viéndolo
amenazador- ¿De que hechizo estás hablando?
-¡Ella
podría contestarlo! -exclamó el hombre, nervioso, clavando la mirada en el
Espíritu- ¿Por qué no lo cuenta usted, señora? -le espetó, haciendo que la
mirada de ella se volviera aguda, pero no cambiando nada en su expresión. John
se sintió engañado, con el enojo brotando de su pecho, pero se obligó a si
mismo a ponerlo a un lado.
-Yo
te estoy preguntando a ti -le espetó.
-¡Esas
son armas mágicas, ¿entiendes, muchacho?! -le gritó- ¡armas peligrosas!
-apuntó- ¿en serio crees que los demás Espíritus fueron tan estúpidos como para
dejarlas sin otras defensas?
-Quieres
decir que solo uno de los Espíritus puede encontrarlas, uno que no sea el del
Fuego o la Oscuridad -adivinó y el hombre negó con la cabeza.
-¡No
lo sé! ¡Nadie sabe que demonios sucede! Él solo la necesita a ella, no a otro
cualquiera -masculló, casi con desprecio- quiere que la llevemos al norte. Con
ella la búsqueda será sencilla -dijo y John lo pensó un momento, sospesando
toda la información.
-¿Es
todo lo que sabes? -le preguntó, colocando el cuchillo bajo su barbilla, y el
hombre alzó la cabeza, asintiendo.
-¡Eso
es todo! -exclamó- solo me buscaron a mí porque sabían que te encontraría a ti
-dijo- y no falle -masculló.
-No,
no lo hiciste -dijo, y con un movimiento rápido, le golpeó en la base del
cuello, allí donde sabía que estaba ese punto sensible. El hombre se desmayo,
desparramándose sobre la silla.
-¡John!
-ahora gritó Lara,- ¿Qué demonios fue eso? -le espetó, acercándose furiosa y
casi asustada. John odió ver a su hermana mirarle así.
-Era
lo que debía hacerse -masculló- era la única forma para sacarle algo de
información…
-Eso
fue demente, John, -comentó Gabriel,- realmente no creí que lo ibas a hacer tan
real…
-¿Vos
sabías de todo esto? -preguntó su novia, girándose hacia él con los brazos en
jarras.
-John
nos había dicho a mí y a Leian para que le siguiéramos la corriente -le explico
el chico- claro que no nos dijo que sería algo tan fácil, comportándose como un
lunático…
-¡Tenía
que ser creíble! -se quejó John.
-Eso
fue más que creíble, John, fue… -dijo Lara, pero se interrumpió, haciendo una
mueca. Aun así, su hermano entendió lo que quería decirle. Todo lo que había
hecho, pese a ser una actuación, se había sentido real incluso para él. Alguna
parte de él no había estado fingiendo. Alguna parte de él lo había aplaudido,
pese a que hacía meses atrás esto le hubiera horrorizado.
Sin
embargo, John sabía que no era la misma persona que hacía meses atrás, asi como
tampoco era la misma persona que ayer. Partes oscuras de él habían cobrado vida
después de Johanna, partes que habían clamado venganza y habían prometido torturas
que él mismo se había despreciado de pensar. John no había querido pensar en
ello, pero ¿Qué tal si el cambio era peor de lo que imaginaba? ¿Qué si se
estaba envenenando como todos aquellos a los que se enfrentaba?
Para
hacer lo que había hecho tenía que tener los nervios fríos, y John jamás lo
había sentido tan helados. ¿Podría haber sido más que una actuación incluso
para él?
-Dejaremos
esa discusión para otro momento -dijo Gabriel, como si supiera lo que pasaba
por su mente- ahora hay que librarnos de él y ver cual será nuestro siguiente
movimiento…
-Tenemos
que dejarlo lejos de aquí -apuntó Leian y el chico asintió.
-Yo
me encargo de eso -prometió y se giró hacia su novia- ¿venís conmigo? -pidió y
la chica titubeó, mirando a su hermano. Era claro que quería hablar con él-
dale, -insistió- necesito que alguien me acompañe -pidió y la chica suspiró,
rendida.
-Está
bien -aceptó y el chico asintió.
-Vamos
a hacer esto rápido entonces -dijo, acercándose a Derek para separarle de la
silla. La chica volvió a lanzar una mirada dudosa a John, y se acercó a
ayudarle.
-Yo
los esperare en el otro cuarto -dijo John, contento de poder tener una escusa
para salir, y los chicos asintieron. Cruzó una mirada de agradecimiento con
Gabriel y salió de la pieza.
Al
momento sus fuerzas parecieron abandonarlo, derrumbándose con torpeza sobre el
suelo. el cuerpo le temblaba como una hoja, exhausto como si hubiera corrido
una maratón de kilómetros en vez de haber hecho preguntas. Con su brazo
sacudiéndose, se puso de pie, trastabillando y tropezando hasta llegar a la
cama. Dejó caer la cabeza entre los brazos y se dejó estar, su cuerpo aun
agitándose como si fuera presa de un terremoto.
-¿Estás
bien? -preguntó una voz, asaltándole. Levantó la vista y se encontró a Leian
mirándolo, sus ojos luciendo casi preocupados. El chico se envaró, esforzándose
para que los temblores se detuvieran.
-Sí,
solo estoy cansado… -dijo. Mirándola todo lo que había sucedido se le venía a
la mente. Desde el momento que despertó y que Lara le dijo que le debía la
vida, hasta hacía solo unos minutos, cuando se enteró que ella se había
guardado parte de la información; todo se agolpaba en su cabeza- ¿vos también
vas a molestarme por lo que hice? -le espetó y la chica arqueó una ceja, no
pasándole desapercibida su hostilidad.
-Creo
que todos dejamos lo suficientemente claro que eso fue demasiado. No es mi
trabajo seguir agregando cosas… -replicó.
-Pero
lo es el contarnos las cosas -apuntó el chico- ¿Por qué nunca nos dijiste nada
sobre ese hechizo, o lo que sea, que Derek estaba hablando?
-No
me pareció necesario -le espetó la chica.
-Muchas
cosas no te parecen necesarias -comentó el chico.
-Porque
no lo son -afirmó ella y un cruce intenso de miradas se encendió entre ellos,
finalmente ambos corriendo la mirada- hay cosas que no entiendes, John Grey.
Mientras menos sepas mejor va a ser para vos…
-Deberías
dejarme a mí decidir eso -recriminó él.
-No
-lo rechazó la chica y su mirada encendida fue suficiente para John. La miró
furioso.
-¿Sabes
una cosa? -dijo- para ser alguien inmortal, no aprendiste lo más importante de
la supervivencia.
-¿Qué
cosa?
-La
confianza en tu grupo -dijo y la chica pegó un respingo- no vas a llegar lejos
si no empiezas a tomar riesgos…
-No
hables como si me conocieras -le cortó ella, echando chispas- no sabes las
cosas por las que he pasado…
-Podrías
contármelas -le cortó él, la chica sacudiendo la cabeza y mirando a otro lado
con los labios apretados- ¿eso sería tan malo?
-He
acabado con este tema -sentenció la chica, partiendo hacia la puerta y
abriéndola de un tirón, solo para detenerse al último segundo, suspirando y
quedándose de espaldas a él- me alegra que estés bien, John, pero no puedo
lidiar contigo ahora -dijo.
-Vuelves
a decirlo como si fuera algo malo -comentó el chico- el salvarme… -apuntó y la
chica lo miró por encima del hombro, con aquellos duros ojos grises.
-Eso
trató de averiguar -masculló y salió, dejándolo al chico en un vacío.
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